El Hollandia fue construido en 1901 en los astilleros Mulder de Vierverlaten, por encargo de la familia Groenhof. Jelle Groenhof vino de Heidenskip y residió en Stavoren, desde donde navegó con el Hollandia. Transportó toda clase de carga por Holanda, incluyendo patatas y madera; también navegó por el Mar Báltico, Norte de Francia, Bélgica...
Existe una bella historia acerca de este pionero, que aun se cuenta en los puertos:
El transporte marítimo con mal tiempo solo era posible cuando Jelle se aventuraba a navegar; el mal tiempo se medía a través de él: si Jelle permanecía en el puerto, significaba que el tiempo era realmente malo y nadie se atrevía a salir al mar. Un día Jelle se apresuró a volver al puerto de Enkhuizen; el resto de capitanes le siguieron inmediatamente, porque si Jelle dejaba el agua, algo terrible podía pasar. Realmente algo estaba pasando, pero no era malo en absoluto: su esposa estaba dando a luz a su hija Martje Roosendaal Groenhof.
Volviendo a la historia, después de cinco o seis años sin que su mujer estuviera a bordo, en 1938 Jelle vendió el barco a Jan Smit, quien se hizo cargo del Hollandia hasta 1973.
Inicialmente, Jan Smit también navegó transportando cargas con el Hollandia, hasta que este tipo de comercio a vela dejó de ser rentable. Fue entonces cuando transformó un barco a vela en un barco a motor: el Hollandia era ahora propulsado por un motor Kromhout de 30 Hp (este motor puede verse todavía en el museo marítimo de Groningen). Años más tarde Jan se convirtió en capitán de un búnker en Enkhuizen. Durante este periodo construyó una pequeña barca en la bodega del Hollandia, y cuando la terminó, se trasladó con el Hollandia a Zwolle, donde vivió a bordo largo tiempo.
En 1973, Jan Smit vendío el Hollandia a Max Fabery, quien lo convirtió de nuevo en un velero tradicional, reconstruyéndolo para navegar con huéspedes. Desde entonces, el Hollandia ha permanecido como tal, formando para siempre parte de las vidas de sus diferentes propietarios: